Historias alrededor de la administración pública haitiana (I)
10 de marzo de 2022

Cuando en 1985 conocí a Clovis Désinor acababa de entrar a la universidad (Instituto Nacional de Administración, Gestión y Estudios Internacionales) y en aquel momento quería escribir una historia de la administración pública haitiana, tanto civil como militar.

Para mi generación, el licenciado Désinor representaba una biblioteca única. Era el padrino del Consejo Nacional de Desarrollo y Planificación (1963), organismo precursor del Ministerio de Planificación,  y ministro de Hacienda en dos ocasiones. En resumen, una verdadera enciclopedia política. Algunos sectores pensaban que tendría una gran oportunidad en las elecciones presidenciales posteriores a los Duvalier.

Llegó el año 1986. Ante los volcánicos acontecimientos, poco a poco me olvidé de que alguna vez tuve tan loco proyecto. Hacia finales de enero de 2010, empecé a comparar los organismos públicos regionales y los nuestros; lo que quedaba de los nuestros, después del terremoto. Todavía no había imaginado los enormes obstáculos que hay que superar a la hora de escribir unos párrafos sobre el primer director del aeropuerto internacional, William McIntosh. En cuanto a la Academia Militar de Haití, nadie se preocupaba por su historia, iniciada el 1 de octubre de 1921. Para quienes no conocen nuestras oficinas públicas, existe por un lado la ausencia de galería de fotos y también en algunos casos la ignorancia voluntaria sobre el nombre del responsable en un momento dado.

Hacia mediados del verano de 2016, en los talleres del diario oficial, el director general Ronald Saint Jean, instalado en abril del mismo año, escucha pacientemente la evaluación del estado de salud de todas las máquinas y las debidas recomendaciones. Parte de la urgencia era actualizar la capacidad de producción. También construir nuevos espacios para albergar al personal y los enormes aparatos tecnológicos. Cuando se ponen en marcha, nos recuerdan el eco de pasos de los dinosaurios en volumen bajo. Con la constante evolución de la impresión informatizada, las pequeñas aulas cercanas a los talleres para la formación continua de los técnicos son una realidad. Por aquel verano de 2016 nadie imaginaba los retos indescriptibles que íbamos a enfrentar en los meses venideros, tanto en lo político como en lo que quedaba de economía.

El decano de los periódicos haitianos fue puesto en circulación el jueves 15 de noviembre de 1804. En la entonces «Gazette politique et commerciale d'Haiti» el gobernante Dessalines publicó sus primeros decretos. Muy poco sabemos sobre las diferentes generaciones de máquinas que desfilaron en los talleres. Con una de aquellas máquinas, el impresor Pierre Roux, quien anteriormente trabajaba para las autoridades coloniales francesas, publicó el Acta de Independencia en enero de 1804. Durante el segundo viaje de Bolívar a Haití en 1816, el presidente haitiano Alexandre Pétion le ofreció una máquina de imprimir completa, anteriormente propiedad de la imprenta del Estado. Al inicio de nuestra historia en la cooperación Sur-Sur, se destaca pues la «imprenta del gobierno» , nombre llevado por la institución encargada de la impresión de documentos oficiales, entre 1810 y 1840. El título del funcionario que encabeza la institución también ha cambiado con el paso del tiempo. El «impresor del Emperador», el redactor general de los documentos de gobierno y/o director/editor jefe del diario oficial en el siglo XIX, son los ancestros administrativos del actual Director General. Por decreto presidencial, a partir del 31 de enero de 1938, el director de la Imprenta del Estado (actual Prensas Nacionales de Haití) es también director del diario oficial, «Le Moniteur».

Dando un paseo virtual por varias bibliotecas digitales, uno se queda emocionado con el catálogo histórico de publicaciones de las Prensas Nacionales de Haití